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viernes, 17 de agosto de 2012

Cápitulo 1


Desperté sin motivo aparente, supongo que sería el horroroso calor que hacía. Gire en la cama y volví a cerrar los ojos intentando dormir.

El silencio que recorría toda la casa se rompió al abrirse la puerta principal. Dirigí la mirada hacia la mesita, donde se encontrar aquel reloj tan retro de color verde chillón que hacía años me había regalado mi padre, eran las doce y media del medio día. Escuché atentamente, solo se oían unos pequeños pasos ligeros. Me levanté con un salto de la cama, abrí la puerta y me encaminé a bajar.

-          -Vest ¿Trajiste el periódico? – pregunté a la vez que intentaba mantener el equilibrio en aquellas escaleras, que como siempre, estaban llenas de libros y demás objetos de mi hermana.

-          -Está en el salón – gritó ella desde la cocina.

Mi hermana siempre había sido un gran apoyo para mí, a pesar de ser más pequeña que yo me ayudaba a mantenerme en la tierra. Hacia unos tres años que vivíamos juntas, era la única manera que teníamos de pagar una casa en Washington DC. 

Yo no era una persona muy sociable, desde los 5 años que fue cuando mi madre murió, me di cuenta de que nadie te va a ayudar,  una persona se ha de valer por sí misma para sobrevivir. 
 Por el lado contrario, mi hermana tenía más de 500 amigos en facebook, aproximadamente 2000 seguidores en twitter y unos 300 contactos en Whatsapp. Como se podía ver claramente ella se apoyaba en la gente mientras yo prefería estar apoyada en mi misma.

Fui hacia el salón y allí, delante del gran ventanal que iluminaba la sala, encima del psicodélico sofá que un día mi hermana se empeño en comprar en un mercadillo de segunda mano, estaba el periódico. Volví a la cocina donde mi hermana estaba buscando por todos los cajones y armarios algo con urgencia.

-          -¿Camomila? –Abrí un armario y saqué unas tiritas 

-          -No, tiritas –miró mi mano y cogió la caja – ¡ah! Gracias

-          Me refería a tu pelo – Vest tenía el pelo un poco mas claro que el mío. Siempre lucia su melena en una trenza que todas las mañanas tardaba más de veinte minutos en prepararse, esto era otra cosa que realmente me estresaba de ella, intentaba ir perfecta a todas partes y para eso se volvía loca durante la hora previa a su salida. El hecho de que llevase una trenza no era más que para disimular esos rizos que tenía.

-          -¿Adivinaste lo que buscaba y no lo de mi pelo?

-         -Dejaste los zapatos nuevos en la entrada, pisabas con cuidado y buscabas algo ansiosamente por aquí –Cogí del plato de encima de la mesa, una manzana –Por el contrario no entiendo de peluquería –Mordí la manzana mientras me reía.

Me senté en una silla a observar el periódico. Leía las cabeceras sin ningún interés, todas eran absurdas o inútiles para mí, pero de repente, una me llamo la atención. 

Dejé la manzana en la mesa y leí atentamente la noticia. Tras terminar con ella me levante corriendo y subí a la sala de estar que se encontraba en el segundo piso. Como el resto de la casa por donde mi hermana solía encontrarse, no había nada colocado, busqué bajo unos cuantos cojines encima del viejo sofá. Luego levante todos los papeles de encima de la mesa y ahí estaba.

-         - “Misterioso asesinato” – Dijo Vest a gritos –ni se te ocurra involucrarme en esto.

-          -Quieres involucrarte y lo sabes –bajé de nuevo las escaleras con mi portátil en una mano - ¿vas a recoger alguna vez tus cosas? 

Se limitó a mirarme y luego siguió leyendo la noticia, poco a poco su rostro mostraba más interés ante lo que traía aquel artículo, aunque ella lo negase, quería investigar sobre aquello pero su orgullo no le permitía reconocerlo.

 Abrí el portátil y lo encendí, me disponía a teclear en el buscador cuando Vest cerró mi ordenador de repente.

-          -Klara Bellard esto no es un simple robo de carteras o de mascotas, esto es un asesinato y no es tú… nuestro problema.

Estuve un tiempo pensando, pocas veces mi hermana me llamaba por mi nombre y mi apellido completo, solo lo hacía cuando estaba enfadada y por lo que sus palabras indicaban lo estaba en aquel momento.

-        - Sé que no te gustan estos temas pero tan solo quiero saber algo de ese pobre chaval –miré el articulo – “Adam Debay”

A ella nunca le había gustado que yo investigase, pero por desgracias naturales, me apasionaban los misterios. Se dio cuenta de que era imposible resistirme y quitó la mano de la tapa del portátil, lo abrí y tecle el nombre.

-         -Interesante… “Alumnos con prestigio. El ex alumno Adam Debay que actualmente reside en New York City, vive << alegre y satisfecho >> como él ha dicho al periódico estatal,  disfrutando de un brillante trabajo de abogado en la gran manzana…”

Cogí otra vez el periódico a la vez que sacaba de un cajón de la mesa un subrayador fosforito desgastado, y empecé a marcar una serie de frases.

-        -Según esto, Adam vivía aquí.

Vest me miró con desaprobación, conocía de sobra esa mirada, era la que siempre que se me ocurría alguna locura, me ponía. Sinceramente esta vez no creía que fuese una locura, un asesinato no es una locura. Aquel joven había sido asesinado y no se sabía ni las causas ni el culpable. La mire de nuevo, seguía mirándome fijamente con aquella cara, igual ella tenía razón, no era asunto mío todo esto, así que tras un suspiro me levante e la silla, salí de la cocina y dejé aquel periódico en una caja del salón que, mi hermana se había encargado de etiquetar como “Veneno para Klara”

Tras dejarlo miré por el ventanal del salón, me paré a pensar en todo lo que había vivido. Nunca me había gustado que me reprimiesen, era una persona muy liberal y normalmente hacia lo que me daba la gana, pero cuando mi hermana me prohibía una cosa, sabía que era por mi bien, así que frecuentemente le hacía caso.

Subí a mi habitación, al contrario que mi fiel compañera de vivienda, a mi me gustaba tener todo ordenado y mi habitación era una prueba de ello. Cada cosa estaba en su lugar. Las paredes eran de un color morado pero que apenas se percibía por la cantidad de fotos, cuadros y posters que colgaban de ella. Sin duda, lo que más se veía al entrar en la habitación era un poster de Robert Downey Jr. dando vida a Sherlock Holmes, mi ídolo. Desde muy pequeña mi padre me empezó  a comprar todas las novelas de ese increíble detective, las cuales, ordenadas, aun se conservaban en mis estanterías.

Abrí el armario  y saque lo primero que encontré, como ya he dicho, difiero en cosas con mi hermana y una de ellas es que yo no me suelo arreglar, no me gusta ir a la moda, es mas no me gusta el estilo que actualmente la gente lleva, ¿colores chillones? No, lo siento, eso no es lo mío. Me puse unos pantalones vaqueros desgastados y una camiseta de tirantes dos tallas más grande que la mía, con un estampado que reflejaba mi amor por Nirvana.

3 comentarios:

  1. lo lei hace tiempo pero no te puse comentario ahora te lo pongo...
    como eres tan jodidamente perfecta escribiendo.
    Cada de talle uff y el ultimo parrafo es ADFASGFGAA jaja me encanta la ultima frase xD

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    1. te adoro *-* yo tambien muero con las cosas que escribes *-*

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