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sábado, 18 de agosto de 2012

Capítulo 2


¿Alguna vez os habéis preguntado por qué la gente usa tanto el coche en las grandes ciudades? Yo también, y aun no he conseguido hallar la respuesta. Supongo que será a causa de que les cansa pedalear o caminar grandes distancias. Aunque también podrían coger el transporte público, no cansa y es bueno para todos.  El tema ecológico es algo que a la gente le interesa mucho pero no hacen nada al respeto. Por más que se intente, siempre acaban moviendo en coche y eso causa el gran tráfico que me estresa tanto todas las mañanas.

Observé los coches circulando a gran velocidad a mí alrededor. Ir por la acera con una bicicleta era peligroso tanto para los peatones como para mí misma, pero por propia experiencia sabia que eso era mucho más seguro que circular por la carretera con una bicicleta.

Frené la bicicleta al llegar a un parque. Me bajé con sumo cuidado y la candé como otros muchos, a una valla que bordeaba aquel tranquilo y verde sitio. Salí de allí en dirección a una cafetería que se encontraba justamente en frente, donde había quedado con mi mejor amiga. Miré el semáforo que se encontraba en rojo para los peatones, pero los coches tampoco avanzaban a causa del tráfico. 

El semáforo cambió de color  en cuestión de segundos, los coches seguían parados así que tuve que esquivarlos para poder llegar a la otra acera.

En la terraza de la cafetería había unas cinco mesas negras con unas sillas de estilo vintage blancas, tan solo una mesa estaba ocupada por una señora de avanzada edad, leía tranquilamente el periódico mientras tomaba un café acompañado por una magdalena. Miré el reloj justo después de ver un cartel con la oferta de desayuno que, posiblemente, esa señora hubiera elegido para degustar.

Entré en la cafetería, el estilo vintage que se apreciaba en el exterior también lo tenía dentro. Al final del lugar había una chica sentada de espaldas hacia mí, en una mesa mirando su móvil, sin duda era ella.

Me acerqué más a ella y me senté en la silla de al lado.

-¡Klara! No te vi llegar.- dijo en un tono suave mientras con su mano izquierda hacia un gesto a la camarera para que viniese.

La miré y sonreí. Llevaba como siempre el pelo planchado, sus mechones castaños caían en cascada sobre sus hombros, tenía la sonrisa de siempre y los ojos igual de brillantes que de costumbre. Conocía desde hacia muchísimos años a Yeich, bueno, a Judith. Hacía apenas unos meses que la había apodado de forma cariñosa Yeich, y ya todos la llamaban así.  

La camarera se acerco con una sonrisa en la cara. Era la primera vez que la veía, normalmente estaba otra. El pelo de esta chica era rubio y largo mientras que el de la otra era pelirrojo y corto. Los ojos de esta chica estaban cubiertos por unas gafas de estilo Buddy Holly y era más joven que la anterior.

-¿Qué deseaban?- Su tono era cortes y amable. La sonreí automáticamente como gesto de educación.

-Dos coca-colas.- Dije mirando a mi amiga por si acaso ella no quería eso. Ella asintió con la cabeza y le entregó la carta que se encontraba inerte, y sin haber servido para nada, sobre la mesa.

La chica volvió a detrás del mostrador con la mirada un poco desilusionada a causa de la poca gente que había. 

-¿Cómo es que no hay nadie por aquí?- Pregunté a Yeich extrañada. Esa cafetería no solía estar tan vacía, normalmente era imposible sentarse de la cantidad de gente que había en ella.

-Es por lo del chico, el asesinado- Tenía casi olvidada esa noticia cuando, como mi hermana decía “metieron el dedo en la llaga”. Intente evitar la curiosidad que me invadía, pero fue imposible, quería saber la relación entre todo esto y el misterioso asesinato del chico.- Al parecer la anterior novia de él era la chica que trabajaba aquí. Esta no, la anterior, la pelirroja.

Me quede pensando un rato en que tenía que ver eso con la ausencia de gente.  La chica nueva se acercaba con una bandeja en la mano en la cual se encontraba nuestro pedido. Venía cantando alegremente “Call me, maybe” que sonaba por la radio. Dejo sobre la mesa, las dos coca-colas, dos vasos con unos cuantos cubitos de hielo y la cuenta.

-¿Y por qué no viene la gente? – Inquirí tras estar un tiempo pensando en la relación entre la falta de gente y  la chica.

-La chica desapareció hoy por la mañana.- Echó parte del refresco en el vaso con cuidado y le dio un sorbo.- Se ha ido de la ciudad, no quiere saber nada de todo. – Se acercó a mi y me dijo en un susurro.- Brad, me ha dicho que ella pudo haber sido la culpable.

Brad era el novio de Yeich, se habían conocido en el cuarto de año de instituto y  desde entonces eran inseparables. Él no se parecía mucho a ella, era alto, moreno y de personalidad atrevida, pero como dicen, los polos opuestos se atraen. Su personalidad le ayudaba a conocer a muchísima gente, entre ellos, por lo que me di cuenta al oírla hablar, había conocido a la ex novia de Adam.

-Conocía a la chica.- No era una pregunta, si no una afirmación. Esperé a ver la reacción de Yeich antes de volver a hablar. Ella asintió con la cabeza, lo cual provoco una satisfacción propia para mi misma.- Y ¿Conocía a Adam?

Ella meditó durante un rato. Le deje tiempo para que lo pensase, cogí mi vaso y tome un sorbo, luego miré la cuenta y antes de apreciar el precio total, volvió a hablar.

-Creo que sí, pero solo por que que Adam y ella salían.

Mientras me contestaba, sacaba el dinero para pagar todo.

-Ya lo pago yo, tranquila.- La mire sonriente.- pero me tienes que hacer un favor.

Yeich ya supo lo que era sin yo decir nada, y sonrió mientras mandaba un mensaje con su móvil. Por su mirada pude adivinar que era para Brad pidiéndole información sobre la chica.

-¿Qué opina Vest?- dijo cerrando la tapa el móvil y dejándolo sobre la mesa.

-Lo de siempre.- no dije mas, no hacía falta. Sabía que mi hermana adoraba los misterios pero odiaba que yo fuera tan “cotilla”. 

Por el otro lado, Yeich se apasionaba rápidamente con todos los misterios. Era como mi espía, sus relaciones amorosas del pasado, sus amigos y su familia habían hecho que yo consiguiera información muy importante en otros casos, y creo que esta vez sería igual. 

Tenía la misma edad que yo. A los 21 años cualquier persona se asustaría si su mejor amiga le dice que va a descubrir a un asesino, ella se emocionaba, por eso me caía bien. Mi hermana dos años menor que yo, no era nada responsable pero intentaba aparentarlo conmigo así que me frenaba un poco.

Su móvil vibro a la vez que el tono de la canción de “Poker Face” indicaba la llegada de un mensaje.

-Blair Cooper-me pasó su móvil mientras lo decía.

Cogí una servilleta de encima de la mesa y con un bolígrafo que encontré en mi bolso escribí lo siguiente mientras se lo leía en voz alta.

-Blair Cooper, estudiante de medicina, dejó a Adam hace unos cuantos meses.- Me paré a leerlo detenidamente. Después de todo un párrafo amoroso dedicado a Yeich, Brad había escrito algo que me ayudaba muchísimo, la dirección de la casa de la chica.

-¿Dice algo más sobre ella? –inquirió Yeich al ver que había parado de hablar y de escribir

-Sí, pone su dirección, pero no me suena esta calle.- Le devolví el móvil con la intención de que ella si conociese ese sitio.

-Está en las afueras, se donde queda.- Sintió una satisfacción en si misma, o eso por lo menos era lo que su sonrisa mostraba.- ¿Quieres que vayamos?

No respondí, recogí todo lo que había sacado metiéndolo de nuevo en el bolso, puse la cuerda del bolso en mi hombro y me levanté. Yeich me siguió hasta la puerta, saco del pantalón la llave de su coche y me miró. 

-¿Entra la bicicleta en el maletero? –Pregunté.

-Vete a por ella y lo miramos.

El semáforo estaba en verde, así que en una carrera fui a por ella. La estaba terminando de quitar el candado cuando escuché a un chico hablar a gritos.

-¡Cuidado! ¡Apártate! – un chico que montaba en bicicleta iba descontrolado.

Me quedé quieta haciendo caso omiso de él iba a estrellarse contra mi cuando paré la rueda delantera de la bicicleta con mi pie. El chico se quedó asustado pensando que iba a ser peor. Sonreí amablemente y me separé para sacar mi bicicleta.

-Gracias.- Fue lo único que se limito a decir.

Volví a sonreír y fui a donde estaba el coche de Yeich. Estaba sentada en el asiento del conductor mientras miraba su móvil.  Le piqué en el cristal, y sin salir del coche, abrió el maletero. 

La bicicleta entraba de sobra, así que después de meterla, cerré el maletero con un portazo. Me subí en el asiento del copiloto y baje la ventanilla.

-Hace un calor asqueroso- dije mirando  por la ventanilla. No me gustaba el sol ni el calor, me iba más la lluvia y el frio, igual era rara pero no me gustaba ese tiempo.

Arrancó el coche y puso un CD. Intentamos salir del centro urbano, algo imposible a esa hora, el tráfico seguía siendo enorme, y las caravanas de coches eran larguísimas. Después de una hora pudimos llegar al extrarradio, fuimos mirando las calles y las casas mientras de fondo sonaban los Beatles.

No había nadie paseando por ese sitio, era todo muy raro. Seguimos avanzando hasta que vimos otro coche, era de la policía. Baje la música y nos acercamos lentamente al coche, pero este ya se estaba marchando. Miré la casa.

-Es la de ella.- dije recordando la dirección.- Espera aquí.

Bajé del coche y fui a la puerta, era un adosado antiguo con una puerta de madera que por los arañazos en la parte inferior daban a entender que tenían un gato. Toqué al timbre, y una señora se asomo a la ventana que había al lado de la puerta. Me miró y me sonrió, cerró la ventana y en pocos segundos había abierto la puerta. A sus pies estaba un gato que certificaba mis sospechas.

-Hola, me llamo Klara.- Sonreí amablemente.- Quería hablar con Blair, ¿se encuentra aquí?

La mujer dudó durante unos segundos antes de responder

-¿Eres amiga de ella? –preguntó en tono serio.

-Yo no, pero un amigo mío me ha pedido que le diga una cosa –sonreí y añadí.- Brad, igual le suena.
La mujer no dijo nada, me miró y luego al coche de Yeich, esta le saludo amablemente con la mano.
-No se encuentra en este momento aquí, pero en cuanto llegue le diré que has venido.

Saqué de mi bolso una libreta que como costumbre siempre llevaba, y con un bolígrafo apunte mi número. 

-Dígale que me llame, por favor.- dije mientras le daba el papel en el que estaba mi número. Di media vuelta y me dispuse a marchar.

-¡Señorita!- me gire al oír a la señora hablar.- Blair es una buena chica, le puedo decir que ella no tiene nada que ver con lo del chico ese.

-¿Qué quiere decir?

-La gente está hablando mal de ella pero sé de sobra que ella no ha sido.

Sonreí sin preguntar nada, aquella mujer no me iba a ayudar, y tampoco me aportaría nada nuevo, al verle la ropa me di cuenta que posiblemente trabajase en esa casa pero cuando no me respondió a si Brad le sonaba o  no, era que no tenía mucho contacto con el mundo de Blair. Volví a dar la vuelta y me subí en el coche. Me puse el cinturón y marchamos.

-¿Qué has descubierto?- dijo Yeich interesada cada vez más en el tema

-Nada, que no estaba en casa… 

No volvimos a hablar de ese tema en todo el viaje, no había que darle tampoco muchas vueltas. Yeich me dejo en frente de mi casa, bajamos las dos de aquel Ford y sacamos la bicicleta. 

Después de decirle varias veces que se quedase a comer y ella negarse, marchó hacia su casa y yo entre en la mía.

2 comentarios:

  1. Me gusta este capítulo :3
    Cuándo vas a subir el siguiente? :)

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